Francisco García Hortelano, conocido en el mundo literario como Francisco Casavella (1963-2008) comenzó a cosechar éxitos desde muy temprano en su carrera al ganar el premio Tigre Juan de Narrativa con la novela El triunfo, cuando apenas tenía 27 años. Desde ese momento se destacó publicando numerosas obras aceptadas de manera positiva por la crítica y el público en general. El tope de su carrera lo alcanzó al ser galardonado con el Premio Nadal 2008 por su novela Lo que sé de los vampiros.
Esta magnífica obra ambientada en el siglo XVIII, durante el momento histórico en que los jesuitas fueron expulsados de España, se describe como una novela sobre “el engaño de la condición humana y el espejismo de la historia”. En ella el autor es capaz de ofrecer un buen vistazo a las deformidades de la realidad, por medio de un lenguaje irreverente, pero muy lucido. Si aún no has leído esta obra maestra de la literatura o eres uno de sus fanáticos, estás en el sito correcto para profundizar en ella y entender por qué se ha relanzado este año.
Lo que sé de los vampiros de Francisco Casavella: una obra que merece ser relanzada
Lo que sé de los vampiros fue publicado por primera vez en 2008, después de ser el ganador del Premio Nadal de ese año. Lamentablemente, 11 meses más tarde el autor fallece por causa de un infarto al miocardio y no logra experimentar en su plenitud el éxito de su obra. Este 2024, la Editorial Anagrama ha decidido recuperar este libro y hacer un relanzamiento y esto se debe, simplemente, a que estamos frente a una novela excelente.
La característica más poderosa y resaltante de Lo que sé de los vampiros no es la historia que se cuenta, sino el modo de hacerlo. La manera en la que el autor considera los grandes acontecimientos de la época, poniendo énfasis en sus figuras más destacadas, entre las que debemos mencionar a Federico de Prusia, Voltaire, Mirabeau, la Pompadour, Cagliostro y la Corte Papal, así como la reconstrucción de la época con sus luces y sus sombras, nos permite revivir la historia de una forma inteligente. Según Casavella:
«los vampiros a que alude el título son esos elementos de la superstición que persistieron en el tiempo, y que se suponía que el llamado Siglo de las Luces, en el que se ensalza el culto a la razón, debería haber aniquilado».
Los expertos en el pensamiento y literatura del siglo VIII que han disfrutado de esta novela, reconocen de inmediato el prodigioso trabajo de Casavella. La forma poco común de mostrar las contradicciones de aquella época es ideal para recrear de una forma acertada la realidad. Al inicio de la obra conseguimos al narrador característico de aquella literatura, el cual tiene gran presencia en el texto, construyendo las acciones y guiando al lector.
Después conseguimos varios tipos de modalidades literarias que se combinan y alternan, incluyendo el material de aquel siglo, siempre con ironía y el humor característico del autor. También debe destacarse la creación de personajes soberbios, fortalecidos con literatura, historia y vida.
Se trata de una novela de aventuras, aprendizaje y formación con un fondo muy profundo. Para los lectores es tanto entretenida como aleccionadora, sobre todo si somos capaces de mirar el fondo de la historia. La novela toma múltiples direcciones con excelente valor literario, probando de manera contundente el tipo de autor que era Francisco Casavella. Desde sus inicios se mostró como un escritor con una mirada lúcida e irreverente sobre la realidad, siendo capaz de ver las frivolidades, las farsas, las mentiras, los abusos y la violencia, y hasta su última obra mantuvo su estilo y altura.
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